Vicente Talón Ortiz és
un periodista espanyol, nascut en 1936,
amb nombroses publicacions i amb un intens currículum com a corresponsal
de guerra el que li ha permès estar present en pràcticament tots els conflictes
bèl·lics i revolucions que van tenir lloc en la seua dilatada carrera
professional i a més va poder entrevistar a personatges com Gadafi, Yasser Arafat o la mare Teresa de
Calcuta.
Què té a veure Vicente
Talón amb Almoines?. Ací està la gràcia, Vicente és fill de Donya Pilar Ortiz
que durant 27 anys va ser mestra del nostre poble i que encara la recorden amb
estima totes les dones que de xiquetes la van tenir com a professora. En els primers
anys va viure a Almoines amb la seua mare i va fer amistats amb joves de la
seua edat. Encara avui, als seus 80 anys els recorda i es pregunta en Facebook
si viuen alguns d'ells.
En 2011, Vicente Talón
Ortiz, va posar en el seu compte de Facebook un àlbum amb fotografies
realitzades en l'escola del nostre poble acompanyades d’uns interessants comentaris,
molts d'ells còpies literals del diari de sa mare.
Pel seu interés, a continuació veiem
les disset fotografies i els comentaris que les acompanyen.
1.-
En Almoines una tarde
a la semana se dedicaba a que las niñas aprendieran "costura". Dice
mi madre en sus "memorias": "Yo
estaba deseando encontrar plaza en la provincia de Valencia. Como desde 1935 no
se había convocado ningún concurso de traslado y después de la guerra las
autoridades del Ministerio de Educación tenían bastante trabajo metiendo en la
cárcel, expulsando de la carrera u obligando a traslados forzosos a los pobres
maestros, tardaron mucho en hacer una nueva convocatoria.
a traslados forzosos a los pobres maestros,
tardaron mucho en hacer una nueva convocatoria. La primera tuvo lugar en 1946 y
naturalmente las solicitudes fueron muchas. Mi compañera de curso, María Faus,
que estaba en Gandía, me dijo que por su proximidad a esta ciudad donde era
posible estudiar el bachiller, solicitase Almoines. La plaza no salió ya que
allí estaba interina Doña Mercedes que era hija del pueblo, había sido muchos
años monja y tenía un hermano cura. Hicieron todo lo posible para que
continuase algunos años más pero en el siguiente concurso volví a insistir y
esta vez obtuve ese destino. ¿Para bien? ¿para mal? De todo hubo pero no
estaría tan mal cuando, habiendo podido irme a Valencia capital, renuncié y me
quedé allí veintiocho años".
La primera tuvo lugar en 1946 y naturalmente las solicitudes fueron muchas.
Mi compañera de curso, María Faus, que estaba en Gandía, me dijo que por su
proximidad a esta ciudad donde era posible estudiar el bachiller, solicitase
Almoines. La plaza no salió ya que allí estaba interina Doña Mercedes que era
hija del pueblo, había sido muchos años monja y tenía un hermano cura. Hicieron
todo lo posible para que continuase algunos años más pero en el siguiente
concurso volví a insistir y esta vez obtuve ese destino. ¿Para bien? ¿para mal?. De todo hubo pero no
estaría tan mal cuando, habiendo podido irme a Valencia capital, renuncié y me
quedé allí veintiocho años”.
2.-
Almoines, Valencia. Pasar del secano que era La
Algueña al vergel de Almoines, en plena Vall de la Safor, casi fue traumático.
En el pueblo alicantino era conocido como "el munyaco de la mestra" y
en el valenciano por "Vicentet el de la gorreta". La llegada de un
forastero, no gustó a mis coetáneos e hicieron bandera de ese desgrado en el
hecho de disponer de una prenda tan insólita en alguien de mi edad como una
gorra. No consiguieron que la abandonase pese a que en una ocasión, de un
empujón, me enviaron a una acequia con bicicleta y "gorreta"
incluidas. Obviamente, en la foto aparezco sujetándola con la mano derecha.
3.
Almoines, Valencia.
Sigo con el relato de mi madre: "Cuando
fui a tomar posesión me acerqué a los escolapios para matricular al chico. Por
estar fuera de plazo me hicieron pagar la matrícula doble. De esta manera sí lo
podían admitir. Empezó el curso e iba bien; incluso muy bien. Un día hizo
novillos y lo que no sabía es que yo iba a pasar por los escolapios para pagar
la mensualidad. Hablé con un escolapio
cojo, el Padre M., al que los alumnos llamaban “el Padre Tartana”, y supe que
no había ido. Me quedé estupefacta y comenté: “¡Qué sinvergüenza!”.
Eso fue bastante para que la emprendiese con él. Lo
tuvo durante toda la clase de rodillas, con los brazos en cruz. ¡Un chico de
trece años! Claro, iba descontento a clase y empezó a decaer en los estudios. Y
es que se le castigaba en los escolapios y yo le reñía en casa. Hasta que punto
se vio acobardado que me dijo:'Mamá, no quiero estudiar'. Una noche, al
quitarse la camisa, le vi en el brazo dos moratones del tamaño de un duro de
plata. No quiso decir quien se lo hizo pero al final, llorando, lo confesó: era
el Padre M. Me indigné y fui a hablar con el rector, el Padre Bruno. Le dije
que yo también era educadora y que sabía hasta donde puede llegarse en el
castigo. 'Pues mire, respondió, el otro día estaban todos los niños en el patio
y me llamó la atención uno por su distinción. Pregunté quien era y supe que el
hijo de la nueva maestra de Almoines'. No me extraña ya que en todas las fotos
escolares se distingue de sus compañeros.
Fue
contraproducente mi reclamación pues el Padre M. reunió a los demás profesores
y en represalia decidieron suspenderle. Se opuso únicamente el profesor de
gramática que le dio notable. Los demás cero o uno. Estas cosas las supe por el
profesor de gramática y por el portero, que se enteraba de todo. Trasladé la
matrícula al instituto de Requena y, en septiembre, lo aprobó todo con nota
menos las matemáticas, ¡siempre las matemáticas!, que obtuvo un cinco. Luego,
el quinto curso lo hizo en una academia homologada de Gandía". escolapio cojo, el Padre M., al que los alumnos llamaban 'el Padre
Tartana', y supe que no había ido. Me quedé estupefacta y comenté: '¡Qué
sinvergüenza!'.
Eso fue bastante para que la emprendiese con él. Lo tuvo durante toda la clase
de rodillas, con los brazos en cruz. ¡Un chico de trece años! Claro, iba
descontento a clase y empezó a decaer en los estudios. Y es que se le castigaba
en los escolapios y yo le reñía en casa. Hasta que punto se vio acobardado que
me dijo:'Mamá, no quiero estudiar'. Una noche, al quitarse la camisa, le vi en
el brazo dos moratones del tamaño de un duro de plata. No quiso decir quien se
lo hizo pero al final, llorando, lo confesó: era el Padre M. Me indigné y fui a
hablar con el rector, el Padre Bruno. Le dije que yo también era educadora y
que sabía hasta donde puede llegarse en el castigo. 'Pues mire, respondió, el
otro día estaban todos los niños en el patio y me llamó la atención uno por su
distinción. Pregunté quien era y supe que el hijo de la nueva maestra de
Almoines'. No me extraña ya que en todas las fotos escolares se distingue de
sus compañeros.
Fue contraproducente mi reclamación pues el Padre M. reunió a los demás
profesores y en represalia decidieron suspenderle. Se opuso únicamente el
profesor de gramática que le dio notable. Los demás cero o uno. Estas cosas las
supe por el profesor de gramática y por el portero, que se enteraba de todo.
Trasladé la matrícula al instituto de Requena y, en septiembre, lo aprobó todo
con nota menos las matemáticas, ¡siempre las matemáticas!, que obtuvo un cinco.
Luego, el quinto curso lo hizo en una academia homologada de Gandía".
4.
Sigo con las
"memorias" de mi madre: "De
no ocurrir lo de los escolapios, el chico hubiera terminado el bachiller pues
mi ilusión era que hiciese una carrera universitaria. Seguramente sería lo que
es, periodista, ya que su vocación era escribir. Empezó a publicar en un
periodiquito de Gandía. Como no se atrevía a presentarse en la Redacción hizo
que el primer artículo lo llevase un amigo suyo de Almoines, varios años mayor
que él. Y así fue las siguientes veces. A su amigo le pedían: 'Dígale a ese señor
que se pase por aquí, que nos gustaría conocerle'. Poco podían imaginar que el
tal señor era apenas un niño.
Un día me
encontré con el secretario del Ayuntamiento y, sin decirme nada, me dio un
ejemplar del periódico. Pensé que habría algo de interés para los maestros y al
desplegarlo, ya en casa, me encontré con que firmaba un artículo en la primera
página. Continuó escribiendo en el "Gandía" y luego, ya en Madrid, en
otros muchos periódicos de España, México e Italia. Todo sin ser aún periodista
y sin que le pagasen; para aprender y rodarse. Por eso ahora dice que no
escribe nada sin cobrar, que ya lo hizo durante muchos años"Almoines, varios años mayor que él. Y así fue las
siguientes veces. A su amigo le pedían: 'Dígale a ese señor que se pase por aquí,
que nos gustaría conocerle'. Poco podían imaginar que el tal señor era apenas
un niño.
Un día me encontré con el secretario del Ayuntamiento y, sin decirme nada, me
dio un ejemplar del periódico. Pensé que habría algo de interés para los
maestros y al desplegarlo, ya en casa, me encontré con que firmaba un artículo
en la primera página. Continuó escribiendo en el "Gandía" y luego, ya
en Madrid, en otros muchos periódicos de España, México e Italia. Todo sin ser
aún periodista y sin que le pagasen; para aprender y rodarse. Por eso ahora
dice que no escribe nada sin cobrar, que ya lo hizo durante muchos años"Almoines, varios años mayor
que él. Y así fue las siguientes veces. A su amigo le pedían: 'Dígale a ese
señor que se pase por aquí, que nos gustaría conocerle'. Poco podían imaginar
que el tal señor era apenas un niño.
Un día me encontré con el secretario del Ayuntamiento y, sin decirme nada, me
dio un ejemplar del periódico. Pensé que habría algo de interés para los
maestros y al desplegarlo, ya en casa, me encontré con que firmaba un artículo
en la primera página. Continuó escribiendo en el "Gandía" y luego, ya
en Madrid, en otros muchos periódicos de España, México e Italia. Todo sin ser
aún periodista y sin que le pagasen; para aprender y rodarse. Por eso ahora
dice que no escribe nada sin cobrar, que ya lo hizo durante muchos años".
5.
Almoines, Valencia. Mi madre en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, en
julio de 1954, con una amiga. En sus "memorias" repite mucho "el
chico no me dijo nada". Y es verdad sobre todo en este caso que no fue,
dentro de lo que llegó a saber, tan sencillo. Falté a clase porque supe de la
llegada a Gandía, para embarcar naranjas, del mayor mercante que jamás se había
visto en ese puerto. La curiosidad me venció. No estuve en una clase de
rodillas y con los brazos en cruz, no. Por las tardes había un estudio común
con los mayores a un lado y los más pequeños, yo entre ellos, al otro. El Padre
M. me llamó, requirió la atención de todos, me abofeteó y dijo que le había
"engañado" y, como castigo, puesto que había faltado a cuatro clases,
estaría cuatro semanas de rodillas durante el estudio. Como consecuencia de la
intervención de mi madre me levantó el castigo. Lo hizo en público, una vez más
en el estudio, y yo le contesté que si había dicho cuatro semanas cuatro
semanas permanecería de rodillas. Fuera de sí me llevó al pupitre a patadas y
golpes. Los verdugones que me hizo tuve muy buen cuidado en que mi madre no los
viera. Por supuesto, detrás de todo esto había una historia repugnante.idad me venció. No estuve en una clase de
rodillas y con los brazos en cruz, no. Por las tardes había un estudio común
con los mayores a un lado y los más pequeños, yo entre ellos, al otro. El Padre
M. me llamó, requirió la atención de todos, me abofeteó y dijo que le había
"engañado" y, como castigo, puesto que había faltado a cuatro clases,
estaría cuatro semanas de rodillas durante el estudio. Como consecuencia de la
intervención de mi madre me levantó el castigo. Lo hizo en público, una vez más
en el estudio, y yo le contesté que si había dicho cuatro semanas cuatro
semanas permanecería de rodillas. Fuera de sí me llevó al pupitre a patadas y
golpes. Los verdugones que me hizo tuve muy buen cuidado en que mi madre no los
viera. Por supuesto, detrás de todo esto había una historia repugnante.
6.
Almoines, febrero
1952. Los maestros Don Jesús Gregori, natural de la vecina localidad de
Rafalcofer, mi madre, Doña Mercedes, una maestra natural de Almoines ya
jubilada, y un maestro del que no recuerdo el nombre (nosaltres sabem que el quart mestre és Don Emilio Bravo, les netes del
qual Amparo i Bela Garcia Bravo són i viuen a Almoines). ños, escribió en la pizarra la palabra
"M" y, mostrando la mano, dijo: "M como mano". Sus alumnos
entendieron "E" como "esku" (mano en vascuence). Por cierto
esa fue la primera palabra de euskera que aprendí. Sigo con lo que escribió mi
madre:
"Como en Algueña, en Almoines éramos dos maestras y dos maestros pero todo
estaba mejor organizado. Una maestra y un maestro se ocupaban de los pequeños y
de los rezagados, y los otros dos de los mayores. Me quedé con las niñas
mayores lo que me hizo feliz. Enseñar a leer es un horror. Le señalaba en la
cartilla una letra o una palabra a una niña y no respiraba esperando la
respuesta. Como los críos antes de contestar se lo piensan mucho, sufría. Desde
1929, cuando empecé a enseñar a leer a párvulos hasta 1949, en Almoines, tuve
que padecer bastante".
A Don Jesús, un veterano de la Guerra de África, le
enviaron a una aldea del País Vasco donde no se desconocía el castellano.
Contaba que el primer día, en una clase de niños muy pequeños, escribió en la
pizarra la palabra "M" y, mostrando la mano, dijo: "M como
mano". Sus alumnos entendieron "E" como "esku" (mano
en vascuence). Por cierto esa fue la primera palabra de euskera que aprendí.
Sigo con lo que escribió mi madre:
"Como en Algueña, en Almoines éramos dos
maestras y dos maestros pero todo estaba mejor organizado. Una maestra y un
maestro se ocupaban de los pequeños y de los rezagados, y los otros dos de los
mayores. Me quedé con las niñas mayores lo que me hizo feliz. Enseñar a leer es
un horror. Le señalaba en la cartilla una letra o una palabra a una niña y no
respiraba esperando la respuesta. Como los críos antes de contestar se lo
piensan mucho, sufría. Desde 1929, cuando empecé a enseñar a leer a párvulos
hasta 1949, en Almoines, tuve que padecer bastante".
7.
En esta fotografía Don
Jesús Gregori y mi madre siguen pero se han incorporado dos maestros jóvenes:
Doña Encarnita, y un varón cuyo nombre no recuerdo. Sigo el relato:
"Lo normal es que el hijo de la
nueva maestra sea bien recibido por los chicos del pueblo pero aquí, una
pandilla capitaneada por los hermanos Marzal, se dedicaron a acosarlo. Un día
la esperaban a la puerta de nuestra casa y tan pronto como apareció comenzaron
a tirarle granos de maíz con canutos. Intervino un vecino que les echó agua
para dispersarlos. En otra ocasión en que fue sólo al cine en Bellreguart,
regresó escondiéndose por los huertos de naranjos mientras que esa pandilla le
perseguía. También, aunque tardó años en decirlo, le echaron a una acequia con
bicicleta y todo. Fui a hablar con la madre de los Marzal que era una mujer de
armas tomar. No sirvió de nada. Sólo le dejaron en paz cuando enterado por
otras personas de lo que estaba sucediendo, Don Jesús Gregori les metió en
cintura. Al final, el chico hizo amigos en el pueblo que hoy (1985) son buenos
padres de familia. El más íntimo, por desgracia, murió antes de cumplir los
veinte años".
8.
"Primero por la Guerra Civil y después por el
boicot internacional a España, en Almoines estuvieron quince años sin poder
colocar en el mercado la naranja que es el único cultivo que tienen. Esos
catorce años fueron de miseria ya que, aunque muchas mujeres trabajaban en la
fábrica de sedas, los salarios no llegaban a cubrir las necesidades básicas.En
1950 comenzó a venderse la naranja y el pueblo dio un vuelco. Hubo un verdadero
frenesí por modernizar las casas y en materia de puertas, cocinas y cuartos de
baño era evidente una competición a ver quien los tenía más lujosos. Lo mismo
las bodas pero, sobre todo, las comuniones. A los maestros, contrariamente a lo
que pasaba en Algueña, no les daban nada; ni naranjas pese a disponer de ellas
en abundancia. Se abrieron tres almacenes para el tratamiento y embalaje de las
naranjas y la necesidad de mano de obra era tal que fue preciso recurrir a
gente de otras provincias, sobre todo de Andalucía, Aragón y La Macha, la
mayoría de las cual nunca regresó a sus pueblos". Esta foto no está
fechada.
9.
(I)
Con niñas del curso 1958-1959.
"De Almoines podría escribirse un libro. En los pueblos vecinos se
decía que si dos de Almoines se iban de compras o de lo que fuera a Gandía,
marchaban amigos y regresaban reñidos. También fue conocido, en la época, como
'el pueblo sin Dios' ya que por decisión del arzobispo se quedó sin cura y sin
el Santísimo. Ocurrió así:
Del cura que había cuando yo llegué
decían que se demoraba mucho en el confesionario con una chica y, luego, que
los pillaron juntos en el campanario. Mentiras pero así y todo fue relevado. Le
sustituyó Don Joaquín que pareció caído del Cielo. Estaban locas con él. Una
noche corrió la voz de que el cura anterior había regresado a escondidas
encontrándose en la casa de la chica con la que le relacionaban. Se organizó
una monumental cencerrada para hacerle salir pero el rumor era falso. El pueblo
se dividió. Unos, la mayoría, querían a Don Joaquín y el resto que volviese el
que se fue. Hubo de todo: insultos, bofetadas e incluso a uno lo tiraron a una
acequia. El alcalde multaba y multaba, pero ni por esas. Don Joaquín tuvo que
marcharse y quien le sustituyó fue a encontrarse con la oposición frontal de
los 'joaquinistas', especialmente del elemento femenino que es el que había
llevado la voz cantante en las disputas. Llegaron a formar piquetes para que
nadie entrase en la iglesia".
10.
Tras
haber purgado pena de extrañamiento por haber servido, como maestra nacional, a
la República Española en guerra, en el curso 1953-54 mi madre encontró nuevo
destino en Almoines, a menos de un km. de Gandía. De los secanos, la vid y la
almendra del Alt Vinalopó pasamos a las naranjas y a las feraces huertas de la
Vall de la Safor. Eso sí, la escuela seguía siendo aceradamente
nacionalcatólica.
11.
(II) Doña Encarnita
que era de Valencia capital, pariente de Doña Concha Piquer y había sido
maestra del Almoines, se casó con un ingeniero norteamericano y se fue a vivir
a los Estados Unidos. Mi madre, al jubilarse, la visitó. Sigo con el relato:
"El arzobispo, harto, retiró al cura
y al Santísimo siendo entonces cuando a Almoines los vecinos -Beniarjó,
Bellreguart, Villalonga, etc- comenzaron a llamarle 'el pueblo sin Dios'. Algún
tiempo más tarde el arzobispo envió a un sacerdote muy joven pero que valía
mucho. Hizo su entrada como era habitual entonces: arcos de flores y
autoridades, pero gente muy poca. Sufrió lo indecible pues una vez le
destrozaron el cine, otra la moto e incluso le escupían. Sólo encontraba
alegría en mi escuela. Las niñas le querían mucho. Cuando se fue nos escribió
una tarjeta desde Roma en la que contaba que la escuela fue su refugio. Yo creo
que por las niñas comenzó el deshielo pues al final fue aceptado por los dos
bandos aunque sin entusiasmo. Vino otro cura y la tensión se acentuó de tal
modo que tuvo que hacer la maleta. Tomó el relevo un chico de Benimuslem que
decían que era un borracho y, desde luego, del bar no salía".
12.
llamarle 'el pueblo sin Dios'. Algún tiempo
más tarde el arzobispo envió a un sacerdote muy joven pero que valía mucho.
Hizo su entrada como era habitual entonces: arcos de flores y autoridades, pero
gente muy poca. Sufrió lo indecible pues una vez le destrozaron el cine, otra
la moto e incluso le escupían. Sólo encontraba alegría en mi escuela. Las niñas
le querían mucho. Cuando se fue nos escribió una tarjeta desde Roma en la que
contaba que la escuela fue su refugio. Yo creo que por las niñas comenzó el
deshielo pues al final fue aceptado por los dos bandos aunque sin entusiasmo.
Vino otro cura y la tensión se acentuó de tal modo que tuvo que hacer la
maleta. Tomó el relevo un chico de Benimuslem que decían que era un borracho y,
desde luego, del bar no salía
Almoines,
Valencia. Nacional-sindicalismo fue lo que oficialmente caracterizó la acción
del Régimen de Franco aunque, en realidad, hubiera debido hablarse mejor de
nacional-catolicismo. Este último empapó todos los engranajes del Régimen y de
manera especial la escuela. Los maestros, respondiendo a instrucciones de la
Jefatura provincial del Servicio Español del Magisterio cuyo cumplimiento
vigilaban los inspectores de primera enseñanza, aplicaron la doctrina católica
con notable intensidad
13.
Almoines,
Valencia. En los álbumes dedicados, a los largo de los diferentes cursos, a
diversas materias el tema católico aparece con insistencia e incluso es
monográfico en algunos de esos cuadernos. Entre las niñas de Almoines las había
muy buenas dibujantes, aunque como es lógico empleasen el papel de calco.
Curiosamente no se pone demasiado énfasis en esta cuestión en el álbum
"Homenaje a los Reyes Católicos. V Centenario" por más que Isabel sea
calificada de "católica y cristiana devota, madre muy piadosa".
14.
Almoines,
Valencia. Esta lámina corresponde a un álbum mariano.
15.
Almoines,
Valencia. Esta página corresponde al "Cuaderno de Preparación. 2º
Trimestre" y contiene las materias impartidas a lo largo del mismo. Lo
fueron por este orden: Educación Política, en 13 ocasiones; Aritmética, en 10;
Vida Espiritual, en 9; Historia Patria, en 9; Geometría, en 5; Vida Física, en
4; Medio Físico, en 4; Hogar, en 3, y Conmemoraciones, en 2. Curiosamente en la
página que presento se habla del "saludo nacional", es decir con el
brazo en alto y la palma extendida. Y digo curiosamente porque había sido
suprimido, en 1945, tras la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial.
16.
Cuando
se cambió el escudo de España y, por tanto fue necesario renovar las banderas,
el alcalde de Almoines me regaló la que hasta entonces había ondeado en ese
Ayuntamiento de la Vall de la Safor. Se retiraron para siempre, a la vez, las
hasta entonces preceptivas de Falange y de la Tradición. La primera se la llevó
alguien cuyo nombre me callo, para no demonizarle. Y la segunda, en vista de
que no había candidatos para hacerse con ella, me la llevé a Bilbao donde un
amigo, con un par de narices, la tiene desplegada en su despacho, en un pueblo
del Valle de Arratia.
17.
Esta
es la última bandera del Estado del 18 de Julio que ondeó en Almoines, Vall de
la Safor, Valencia. Pendía de un mástil en la escuela de mi madre y no se
cambió por la nueva porque debían llegar seis enseñas y sólo se recibieron
cinco. Al cabo de unos días la situación pudo regularizarse y la bandera, en
lugar de devolverla al Ayuntamiento, estuvo olvidada en un cajón hasta que mi
madre se jubiló. Entonces decidí quedarme con ella pues, aunque nacido bajo la
enseña tricolor de la República Española, a la que respeto y tengo también por
mía, fue la que presidió buena parte de mi vida y la que juré en el servicio
militar.Las niñas le querían mucho.
Cuando se fue nos escribió una tarjeta desde Roma en la que contaba que la
escuela fue su refugio. Yo creo que por las niñas comenzó el deshielo pues al
final fue aceptado por los dos bandos aunque sin entusiasmo. Vino otro cura y
la tensión se acentuó de tal modo que tuvo que hacer la maleta. Tomó el relevo
un chico de Benimuslem que decían que era un borracho y, desde luego, del bar
no salía".Hicieron todo lo posible para que continuase algunos años más
pero en el siguiente concurso volví a insistir y esta vez obtuve ese destino.
¿Para bien? ¿para mal? De todo hubo pero no estaría tan mal cuando, habiendo
podido irme a Valencia capital, renuncié y me quedé allí veintiocho años".a
traslados forzosos a los pobres maestros, tardaron mucho en hacer una nueva
convocatoria. La primera tuvo lugar en 1946 y naturalmente las solicitudes
fueron muchas. Mi compañera de curso, María Faus, que estaba en Gandía, me dijo
que por su proximidad a esta ciudad donde era posible estudiar el bachiller,
solicitase Almoines. La plaza no salió ya que allí estaba interina Doña
Mercedes que era hija del pueblo, había sido muchos años monja y tenía un
hermano cura. Hicieron todo lo posible para que continuase algunos años más
pero en el siguiente concurso volví a insistir y esta vez obtuve ese destino.
¿Para bien? ¿para mal? De todo hubo pero no estaría tan mal cuando, habiendo
podido irme a Valencia capital, renuncié y me quedé allí veintiocho años".a traslados
forzosos a los pobres maestros, tardaron mucho en hacer una nueva convocatoria.
La primera tuvo lugar en 1946 y naturalmente las solicitudes fueron muchas. Mi
compañera de curso, María Faus, que estaba en Gandía, me dijo que por su
proximidad a esta ciudad donde era posible estudiar el bachiller, solicitase
Almoines. La plaza no salió ya que allí estaba interina Doña Mercedes que era
hija del pueblo, había sido muchos años monja y tenía un hermano cura. Hicieron
todo lo posible para que continuase algunos años más pero en el siguiente
concurso volví a insistir y esta vez obtuve ese destino. ¿Para bien? ¿para mal?
De todo hubo pero no estaría tan mal cuando, habiendo podido irme a Valencia
capital, renuncié y me quedé allí veintiocho años".a traslados forzosos a
los pobres maestros, tardaron mucho en hacer una nueva convocatoria. La primera
tuvo lugar en 1946 y naturalmente las solicitudes fueron muchas. Mi compañera
de curso, María Faus, que estaba en Gandía, me dijo que por su proximidad a
esta ciudad donde era posible estudiar el bachiller, solicitase Almoines. La
plaza no salió ya que allí estaba interina Doña Mercedes que era hija del
pueblo, había sido muchos años monja y tenía un hermano cura. Hicieron todo lo
posible para que continuase algunos años más pero en el siguiente concurso
volví a insistir y esta vez obtuve ese destino. ¿Para bien? ¿para mal? De todo
hubo pero no estaría tan mal cuando, habiendo podido irme a Valencia capital,
renuncié y me quedé allí veintiocho años".